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- MARU
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lunes, 18 de julio de 2011
LOS JUEVES LITERARIOS - esta semana, ..."SACRIFICIOS" ...
Maru y Laura están sentadas en sendas mecedoras del jardín; miran cómo los hijos de Laura juegan con juguetes de madera, sencillos, pero que con la imaginación, adquieren plasticidad y propiedades infinitas.
Están completamente absortos en sus juegos; nada es más importante ahora que la vida que cobran los juguetes en sus manos y en sus fantasías.
Maru piensa, acariciando el reposabrazos de la mecedora, en cómo se repiten las mismas escenas en la vida. Es como si se viera unos cuarenta años atrás, allí mismo sentada, vigilando las tardes de sus hijos en el jardín.
Otro niños, otros juguetes, pero la misma fantasía, los mismos sonidos onomatopéyicos, las mismas risas frescas y argentas.
-Cuánto sacrificio..., ¿verdad, Laura?
- ¿En qué mamá?
-Pues en criar a los hijos.
-No, yo no lo veo como un sacrificio.
Maru la mira desconcertada.
-Bueno, no me mires así. Yo decidí tener mis hijos con todas sus consecuencias. Sabía de antemano lo que eso suponía. Noches en vela, estar pendiente de ellos veinticuatro horas al día, dejar de hacer otras cosas para atenderlos debidamente..., pero eso no es un sacrificio, es una responsabilidad que elegí libremente.
-Bueno, pero tú misma lo has dicho: Has tenido que dejar de hacer muchas cosas para criarlos. Salir, amigos, muchas veces hasta el trabajo, ascensos; todas ésas cosas que podrías hacer si no tuvieras a los niños.
-Efectivamente mamá. Pero ha sido mi elección. He preferido gozar de tener a estos maravillosos seres en mis brazos, entregarme a ellos; disfrutar de sus sonrisas, de sus primeros dientes, de sus caricias, de su olor, de su inocencia, de su dulzura. Mamá, yo creo que educar a unos niños no es un sacrificio. Es un privilegio que nos brinda la vida. Lo que sí creo es que es una responsabilidad. Son seres humanos; arcilla maleable en manos del alfarero. Su futuro depende mucho de nuestro grado de responsabilidad e implicación en la tarea de ser padres. Enseñar con amor, con ejemplo... Pero sin olvidar que también son libres y que deben tomar sus decisiones.
-Hija, mirándolo así, muchas cosas en la vida dejan de ser un sacrificio. Pero, ¿no es sólo cuestión de semántica?
-No mamá, no creo que sea sólo eso. Creo que es una cuestión de evolución de pensamiento. Seguramente muchas cosas antes se hacían como un sacrificio para que adquirieran más valor. Sólo tenía valor lo que costaba mucho. Parir con mucho dolor, criar los hijos con sacrificio, estudiar con sacrificio, incluso el amor era sacrificado... Pero creo que cuando las cosas se hacen voluntariamente, y además al hacerlas, procuramos pensar que somos muy afortunados por poder hacerlas e incluso disfrutamos haciéndolo, como mucho se podría llamar un intercambio, una especie de trueque, lo que los científicos llamarían acción y reacción.
Para mí la palabra sacrificio tiene el significado de dolor. Hacer algo porque te es impuesto por alguien, por la vida, las circunstancias; ajenos totalmente a nuestra voluntad y elección.
-Gracias hija; acabo de darme cuenta de que he sido muchísimo mas feliz y he disfrutado de muchas mas cosas de las que creía..., y ¡lo que me queda!
Un beso sonoro de Laura en la mejilla de Maru, acompañado de un guiño...
-Di que sí, mamá, y lo que te queda...
Más amigos, en más sitios del mundo... en el más prestigioso periódico del mundo...
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14 comentarios:
La reflexión es estupenda y el estilo delicioso. Es maravilloso que en ese cambio generacional se haya pasado del deber al querer, de aceptar a asumir.
Me ha gustado Maru, besos.
La única manera de vivir una vida feliz es justamente plantearla como tú acabas de plantear a la Laura de tu relato, mi cielo.
Obviamente los hijos son un regalo, seguramente el mayor que se nos da en esta vida, pero como dirías tú cuando te me pones farruca jajaja cuestan a veces un ¡¡guevoooo y parte de otro!! jajaja ¿por qué no nos importan nada ese esfuerzo? porque hemos decidido con todas las consecuencias traerlos a este mundo sabiendo lo que suponen...( aunque a veces sea peor de lo que imaginamos y otras más fácil:-) justo lo que tú dices, una grandísima responsabilidad, pero jamás un sacrificio.
Cuando se hace algo porque lo deseamos, porque nos da la gana, porque nos sale de dentro, cueste lo que cueste jamás es un sacrificio...
Y sí, yo creo que antes la vida se la planteaba la gente como si viniera a este mundo a sufrir, todo se convertía en un valle de lágrimas camino del otro... los hijos te los daba Dios, junto con el marido, la vida y todo lo demás.... me gusta más pensar que con todas las limitaciones que tenemos, somos nosotros, los que decimos lo que queremos y por qué lo queremos... o ... deberíamos hacer y pensarlo así... yo con ellos, sí que me ha ocurrido, pero no siempre soy tan ... tan como debiera...jajaja
Y si no... mírame... como una gili, permitiendo que me metieran con lo que tú sabes y como una idiota a tragar... por cierto, ya estoy cortando... en tres días, se terminaron las porquerías de pastillas y espero seguir sin agarrarme otra vez al cigarrillo... ¡¡a ver si la suerte me acompaña!! tú cruza los dedos de las manos y de los pies!! ¿ok?.-)
No sabes lo que me reí con tu comentario... es que eres ¡¡¡ la cosa más maja de la blogosfera MARU!! de verdad que me encantaría poderte pegar un besazo pero así bieeeeeeen gordo en vivo y en directo y escucharte soltar de verdad todas las cosas que escribes... yo creo que íbamos a morir juntas de la risa sólo en una noche jajaja
¡¡Ojalá un día suceda, cosa guapa!! ¡¡vaya suerte tiene tus Lauras y demás pandilla!!:))
Gracias... muchííííísimas gracias preciosa.
Muaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaksss a ciento, mi querida MARU.
Ignoraba que para los “jueves literarios” había una consigna sobre la que escribir y en este caso es el término: SACRIFICIO
Excelente el tema (la crianza de los hijos), el escenario y el diálogo que redactaste MARU; me gustó mucho.
Indudablemente dos concepciones distintas de concepto, que en la definición de la RAE no menciona para nada que el SACRIFICIO implique DOLOR. Sí señala que es un acto de: Abnegación, renuncia o privación que se hace en favor de algo o de alguien. .
Así concebido, pareciera que la dedicación exclusiva a algo, siempre implica un sacrificio de otras cosas.
Hay personas que pasan períodos de sacrificio en diferentes etapas de la vida, Pero éstos, LOS SACRIFICIOS, han sido múltiples porque múltiples han sido sus intereses.
La maternidad es sin duda una de esas etapas que demandan abnegación y dedicación casi exclusiva a la crianza.
Sin embargo podría preguntarse: ¿hasta cuándo es aconsejable ese sacrificio?
No es sencilla esa respuesta ya que dependerá de la idiosincrasia de cada persona.
Lo que sí es un hecho es que los hijos (de pequeños y de adultos) necesitan de padres conformes con la vida que han llevado (toda vez que hayan podido elegir la vida que querían llevar), satisfechos con su desarrollo personal, sin sentimientos de frustración y lo más estables posibles psicoemocionalmente.
Si ello es posible dedicándose exclusivamente a ejercer la maternidad al momento de haber tenido hijos, bienvenido que así sea!.
Pero aquella mujer que desee “repartirse” en otros intereses sin descuidar el mínimo necesario para que los hijos estén cuidados y se sientan protegidos (por ambos padres), no debería sentirse CULPABLE por ello.
Como mencioné arriba, la satisfacción de esa madre por la vida que ha llevado, será lo más importante para esos hijos.
Besos.
Rik
Porque cuando te leo todo me suena a cercano, es la sensación que me ha dado... me ha gustado el enfoque de tú relato, a mi me pasa como a Laura, la palabra sacrificio la veo sinónimo de dolor.
Que me gustan esas conversaciones en las que se da y se recibe...
Besos
Saludos de nuevo, Maruja !!!, pones en malva sobre blanco la conversación que toda madre debería tener en algún momento con su hija/o.
Los hijos, la familia tienen que ser un disfrute a pesar de los esfuerzos que conyeba mantenerla, ¿Verdad?
Un beso
Yo me acerco más al pensamiento de Laura, una conversación parecida mantuve con mi madre, ella no tuvo elección y sacrificó mucho más de lo que yo jamás pude imaginar, yo elegi eso no supone sacrificio.
Maravillosa y cercana siempre Maru.
Cuando uno quiere de verdad,el tiempo invertido en acompañar, educar y criar nunca es sacrificio. Comparto.
Abrazos.
Hola Maru. Me ha encantado este escrito y me ha hecho pensar bastante sobre lo que en él describes.
Tanto que hasta he consultado con RAE sobre la palabra sacrificio y efectivamente de todas las definiciones que nos ofrece el RAE ninguna corresponde con la crianza de los hijos, ni con el sentido que damos, en una conversación, a esa palabra.
No estoy de acuerdo con tu hija. Creo que aunque voluntario y deseado, en la mayoría de los casos, o por lo menos en el mío, 3 hijos tengo y los tres vinieron cuando quisieron pero siempre con el ánimo de que vinieran, con lo cual eran hijos buscados y deseados y yo que como te digo he criado a 3 y encima he sido madre trabajadora dentro y fuera de casa, pues que quieres que te diga, pienso que si, que es muy sacrificado sacar a los hijos adelante. No me refiero a las cosas materiales, que tb te privas de mucho para darselo a ellos, sino mas bien a todo el tiempo que te quitan, que les regalas gustosa, pero que es a cuenta de, bien, de tu vida profesional, de tus hobbies, de tus apetencias etc...
Quizá sea la mentalidad de las personas que ya peinamos canas y la juventud piense de otra manera, pero pienso que sacar a los hijos adelante, en condiciones, con buenos colegios y con buena atención, no echarlos al mundo y dejarselos a los abuelos o a terceras personas para que los cuiden, es muy muy sacrificado, repito aunque se haga con todo el gusto del mundo y hasta sea un placer verles crecer.
Bueno esta es mi opinión. Y cadA cual es libre de pensar lo que quiera.
Un beso y que sigas disfrutando de tu hija y de tus nietas. Chus
Mirándolo así, Laura tiene razón, tener hijos es una elección que tomas en la vida, cambias unas cosas por otras, y no se tiene que ver como un sacrificio, a no ser que las cosas vayan mal dadas y sacar la familia adelante entonces si que cueste un sacrificio, sino es así se ha de disfrutar de esos hijos, primero cuando son pequeños y de mayores, igual ellos nos pueden enseñar más cosas de las que pensamos.
Como casi todo en esta vida, lo importante es la coherencia. Filosofía de andar por casa, pero próxima, clara y entendible. Uno mismo, dejando por el camino tópicos y servidumbres.
Laura, no sólo lo tiene claro, pues no ha necesitado auto convencerse, si no que ha crecido y madurado con ello. Así todo es más fácil, el sacrificio pierde dramatismo y se convierte en un juego deseado y disfrutado.
Relato ameno y aleccionador.
Besos
Maru: Me congratula comprobar que hemos coincidido en el tema y en el enfoque dado al mismo. Tener hijos, educarlos, formarlos, es un acto de amor y para el que ama, las consecuencias de esa libre elección no sólo no conllevan sacrificio sino que procuran felicidad.
Un abrazo.
Para quien ha elegido ser madre, para quien da el corazón a cambio de tener la dicha de que nos llamen "mamá", hay mucho esfuerzo, hay trabajo, ha responsabilidad, pero sobre todo hay satisfacción y realización, y en ese empeño, no nos cuesta postergar porque en realidad hemos elegido priorizar.
Tu encantador relato, me lleva a reflexionar en positivo y eso se agradece una vez más.
besotes
Delicioso relato querida Maru, he disfrutado con él y soy de la opinión de Laura.
A mi nunca me costó dejar de ir a algún sitio o hacer alguna cosa porque estaba criando a mis hijos, ellos siempre fueron lo más importante en mi vida y verlos crecer día a día me hizo sentirme una persona afortunada.
Qué pena que enseguida se hicieron mayores, pero en fin, por otro lado es bueno porque ya pudieron volar solos y se siente la satisfacción de la misión cumplida.
Me encantó tu relato amiga querida.
Un abrazo enorme.
mónica, es decir neogéminis, habla esta semana pasada de que al dios no hay que llegar por el scrificio...tú, agüela, nos hablas de que la maternidad no es un sacrificio si te lo planteas desde el punto de vista de la elección...con ambos puntos de vista ando de acuerdo...eso es así...pero...quiero añadirte a ti esto: mira, agüela, mi vida se fue por unos derroteros...¡y date cuenta, he dicho "se fue"! luego, y en cierta medida, no pude elegir en los principios, ni siquiera tuve la olción de decidir si quería ser o no padre...es decir, a veces, no siempre podemos elegir...pero también te digo una cosa, ahora, y cuando digo ahora me refiero a que una vez que mi vida se dirigió por un sendero x, sí que ya he decidido que no quiero ser padre...¿motivos? varios: y uno de ellos es que me da risa el mero hecho de pensar siquiera en ser padre...¿otro motivo? no acepto el nacimiento de un bebé, de un ser humano en este mundo lleno de dolor...y hablo del dolor en general, pues como bien sabes, más allá del mundo occidental, del mundo rico, lo único que existe es pobreza y, por lo tanto, dolor...
medio beso, agüela.
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